
Estamos viviendo en estos últimos tiempos un rápido proceso de transformación de las relaciones humanas y del conjunto de la sociedad que vienen acompañadas de un incremento en el uso de unas herramientas denominadas “software” (aplicaciones para videoconferencia, educación a distancia, teletrabajo, control de pandemias, …), cuyos fines reales en la mayoría de los casos desconocemos pero que nos acompañan las 24h del día entregando información sobre nuestros comportamientos para un uso comercial, de manipulación de nuestra percepción y modificación de nuestra opinión. La opacidad de tales herramientas y el marco de operación dentro del ciberespacio (un lugar donde las leyes y la justicia locales no tienen apenas aplicación) las convierten en herramientas al servicio de una élite cada vez más poderosa y que mina cualquier principio democrático. Por ello, ahora más que nunca, necesitamos empoderarnos usando herramientas que garanticen nuestra privacidad y anonimato y que sirvan al interés común para poder alterar la “normalidad” impuesta.
